Goodbay

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23 nov 2014

MANUAL DE BODA



Está sentado, fijados sus pensamientos en días importantes, no tantos como hoy, no tan inolvidables.
Quizás si hoy fuera un día normal, como cualquier otro, no soñaría despierta. O quizás sí.

Ciento doce días soñando pueden equivaler un millón de vidas vividas de manera tal que nada se olvide, ni siquiera aquello que se podría creer perdido en las mareas de la mente humana, ni motas de polvo siquiera.

Y piensa, Cómo se irá a detener el tiempo ahora, será como estás últimas semanas, será un tiempo de otra época, un tiempo de otro color tal vez.

El viento despierta sus sentidos y le recuerda que el tiempo será el mismo, un segundo será un segundo, pero dependiendo de lo que envuelva ese segundo, puede ser mejor.

Y a partir de ahora, el tiempo viene siendo instantes al lado de el sólo interrumpidos por las horas de sueño.

Pero en el sueño qué hay, Se pregunta, La posibilidad de otro mundo, Dirían algunos, otros se decantarían por simples bosquejos de realidad salpicados de imaginación, y con seguridad no andarán desencaminados.

Sin embargo no así piensa el protagonista, para ella todo continúa como una línea recta sin baches, confundiendo la realidad y el descanso, dos mil seiscientos ochenta y ocho son las horas que lleva viviendo esa vida, y no cambiaría el vivir, soñar con el, por todas las vidas, pasadas y futuras.

Porque hay paz, felicidad, una sonrisa cada día, un abrazo y mucho amor.

Que imagine todo eso el lector, que lo multiplique por el número más grande que conozca,
que lo vuelva a multiplicar las veces que quiera, y no llegará al número necesario para describir la principal razón de todas. Yo le amo, Dice ella, y debe estar en lo cierto.

No aguantaría un segundo lejos de el. Por eso hoy es un día cualquiera, no cualquier día cualquiera, es el mejor día cualquiera que puede haber.

Hoy dará el paso definitivo para ser feliz.

No tengo duda de ello, Dice. Le amo



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