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15 nov 2013

RUMBO AL AEROPUERTO.



Tanto la amistad, como el amor son dos sustantivos abstractos que, si me preguntan, se pueden definir de muchas maneras distintas, todas correctas probablemente dependiendo del individuo del que salga dicha descripción.

Entonces, ¿cómo podemos decir que uno es amigo de alguien? ¿Qué determina el punto en el que uno pasa de ser un conocido más a un amigo?

Ésta es una pregunta que me he estado formulando durante mucho tiempo y aun no pude encontrar una respuesta coherente para ella.

Si puedo explicarles mi sensación personal sobre la amistad y el amor, en que se basan y como se construyen.

Lo que no quiere decir que tenga la razón.

El mundo es polifacético y hay que aprender a mirarlo desde diversos puntos de vista, darle la razón al otro, es aprender para uno mismo.

Estas dos expresiones que el ser humano adoptó para nombrar las relaciones entre ellos se basan en acciones entre dos individuos, las cuales los hacen actuar en conjunto cambiar su mirada sobre su llamado conocido ahora que ya, aunque sea, lo ha visto por primera vez y quizá hasta se ha aprendido su nombre.

Más adelante, estas acciones se siguen sucediendo hasta que uno termina por conocer todo sobre la otra persona.

Creo que éste es el momento en el que solemos adoptar el término amistad y la relación se vuelve algo más entretenida, llevadera.

Uno empieza a disfrutar de la compañía del otro.
Incluso la relación puede pasar a más, eso que denominan amor.

Desde mi punto de vista es una mezcla de atracción física y una gran amistad, que combinados hacia otra persona pueden formar algo muy extraño que pocos tienen el privilegio de sentir.

Estás acciones incluso pueden llevar hacia una tercera sensación todavía no mencionada en este artículo, el odio.
Comúnmente se conoce a este término como el rechazo de una persona hacia otra, quizá por personalidades completamente diferentes, o simplemente por actitudes y formas de ser que no pueden formar una amistad.

Cuando esto sucede, simplemente se intentan cortar relaciones con el otro individuo de una vez por todas. Para seguir amando y queriendo a lo largo de todo lo que nos queda por vivir.

Amar, odiar y querer es parte de nosotros, de nuestra personalidad, es algo que no podemos cambiar voluntariamente.

Se produce solo y no tiene una explicación lógica, simplemente, cada uno puede llamarlo como quiera, puede ponerle las palabras que desee para tratar de expresar lo que siente y como lo siente, pero solo él podrá entenderse.

Aun no hay un medio para transmitir sensaciones.
La amistad y el amor, descritos de esta manera tan objetiva no parecen gran cosa, pero una vez puestas en práctica... Créanme, no hay nada igual






" Capitulo final "

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