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16 feb 2016

LA VIDA EMPIEZA DE NUEVO .... YO LA ESCRIBO Y LOS DOS LOS SENTIMOS



Era de noche y la luz se despedía oficiosamente tras las montañas mientras en la calle llovía a cantaros.
Llovía tanto que desde nuestro balcón podíamos ver como se le calaba la gente hasta el alma.
Era de noche y la luz se despedía oficiosamente tras las montañas mientras en la calle llovía a cantaros.
 
Llovía tanto que desde nuestro balcón podíamos ver cómo se le calaba a la gente hasta el alma.
Ese siempre fue un don muy tuyo.
 
Ver un alma en cada uno de aquellos que pasaban con más pena que gloria. Yo me contagiaba de ti, y de pronto había un alma en cada cuerpo, y un cuerpo era más que un cuerpo.

Era de noche y la luz ya se había perdido tras las montañas.
Aún llovía y el límite de la media noche se había cruzado ampliamente mientras nosotros discutíamos sobre música, amor, vicios y anécdotas.
La chimenea chisporroteaba cálida cerca de nosotros.
 
Nos divertíamos, nos reíamos y nos desnudábamos mientras sonaba una antigua canción 

La noche seguía volviéndose adulta. La madrugada ya se precipitaba hacia el amanecer de un nuevo día. Y allí estábamos nosotros.
Tú querías salir a la calle —ahora vacía— a calarnos hasta el alma y mirarnos en silencio, roto por el golpear de cada gota de agua.
 
Cada gota sobre tu pelo se volvía un fuego, y cada gota sobre tu piel un poema.
Allí me enseñaste a escuchar el corazón y aprendí a disfrutar de la lluvia más allá del refugio del calor de una fogata.

Y eso es la vida. La vida es un momento, un instante, un lugar en el iris de la persona que tienes delante.

Eso es la vida.
Un cabello de fuego y un refugio en tus manos.
La felicidad.
 
 
 

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