Goodbay

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20 ago 2011

La octava sinfonía

Siempre me fascina la facilidad del tiempo para relativizar según el momento; uno simple y cotidiano: vacaciones. Las 24 horas de espera a su llegada mutan en eternidad, las últimas 24 horas de libertad... bueno, la mente ya ha sido atenazada a las obligaciones venideras.

Así ha sido. La falta de costumbre y el empuje de una gira que no terminaba me han arrastrado a estas ansiadas vacaciones donde el universo no ha parado de hablar. Y bueno, ¿qué ha dicho? Unas cuantas verdades que no estoy preparado para escuchar, probablemente

y es que números cómo emociones
palpitaciones que entre rosas se cuentan por centenas
y madrugadas en la que despertando sin haber dormido
podrían volver al minuto uno

suelto la cuerda de las ilusiones
en ella cuelgan miles de momentos
si tuviera que elegir alguno , me sería totalmente imposible

y no voy a negar que me someto al vaivén de las olas
movimientos en los que ruego un soplo de aliento

acompáñame que nuestra historia aunque al revés
el calendario marca lo que debe , no lo que quisiera
si lo que nos espera

no entra en mis planes
mirar fijamente a la luz de sol
si lo es dejarme llevar por el reflejo de la luna
en la que sin hacerme sombra
supo cómo llevarme a lo más alto

siento oír un grito al que no puedo interpretar
pero consciente de todo lo que has marcado a base de ritmos
me tapo los oidos y decido seguir viviendo

no probablemente no será fácil
fáctible es luchar contra los demonios
pero resto junto al angel que me atesora

el que me guarda ... esa mitad de mi y esa mitad de tí






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