"La mayor nobleza de los hombres es la de levantar su obra en medio de la devastación, sosteniéndola infatigablemente, a medio camino entre el desgarro y la belleza."
Y así, con el año nuevo, desde un eterno siempre reciente, -hace tres- de un réquiem inteligible tejo mi mantra.
Creo que he estado ahí, en mi devastación, sumido mucho tiempo; disfrutando de la belleza del desgarro; enredando las palabras para desenmarañar los sentimientos.
Los nudos de los que sigo colgado no están, ni mucho menos, desatados... y en la resignación y el no cortarlos me he quedado. Y así llego, el momento de levantarse.
Un impulso desatinado, como tantas otras veces, me lanzó a esta locura llamada Musical de emociones. Cuando jugaba un all in por la inanición llegó este nocaut de efecto inverso.
Por defecto, si me hubiesen preguntado, lo habría apostado todo a un breve fracaso... pero no; a contracorriente siguiendo la dicha y la inercia se me ha hecho de día.
Una inspiración que llegó cruzando de un extremo a otro del mundo... hablando con las estrellas de los pasados días grises. Estoy feliz y renovada, dispuesta a dar lo mejor de mi.
Sin confusiones, sin ambiciones más allá de olvidar el ranking, las matemáticas difusas y la prensa. Porque todo, y para todos, es cuestión de perspectiva:
"To see the world in a grain of sand,
And Heaven in a wild flower,
Hold infinity in the palm of your hand
And eternity in an hour.
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