¿Y qué hay de los celos? Quien dice que no es celoso, miente, al menos hasta el día de hoy, no he conocido una persona que no le afecten los celos en algún momento de su vida.
Claro que no nos afectan de la misma manera, pero de una u otra forma, incluso sin que lo sepamos, alguna vez hemos sido presa de ese sentimiento tan particular.
Un celoso irremediable sufrirá horrores por un simple saludo efusivo a su pareja, vivir con los celos a flor de piel las 24 horas es una sensación terrible y, lamentablemente para quienes padecen de estos celos enfermizos, no es fácil la vida, ya que no cualquier persona es capaz de tolerar planteos por una simple sonrisa inesperada.
También, por el contrario, están aquellos que utilizan los celos para justificar su forma de actuar.
Los abogados dirían algo así como que revierten la carga de la prueba.
Tal es así que ante un cuestionamiento, en lugar de dar explicaciones sobre el por qué de las cosas, culpan a la otra persona de tener un ataque de celos.
Sí, los celos nos afectan a todos, algunas veces justificada y otras injustificadamente.
Estará en nosotros darnos cuenta cuando vemos fantasmas donde no los hay o cuando, sin quererlo o a sabiendas, estamos afectando a quien queremos, con nuestra manera de actuar.
Si eres celoso, piensa dos veces antes de ponerte triste, si estás ocasionando celos, recuerda que quieras o no, a ti también tarde o temprano, los celos te van a atrapar.
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