Goodbay

Vistas de página en total

17 oct 2011

Amar de negro

Pase lo que pase, lo último que queda y a lo que todos aspiramos es a ser felices, a querer y a que nos quieran. No obstante, no son pocos los rebeldes que se alzan creando verdaderas revoluciones contra el amor. Sí, los "antisanvalentines". Me tomo la licencia de llamarlos así porque en realidad no van en contra del amor en sí. Cierto es que muchos de éstos no son más que pobres almas en pena porque en el último festejo del amor no tuvieron su noche loca, ni tienen a alguien con quien compartir una velada romántica, o tan siquiera reciben una de esas tarjetitas con el mensajito de "I love U" en rojo-granate. El tiempo va pasando y, para ellos, esa fecha se torna odiosa e incomprensiblemente tediosa. Desean que termine una semana antes de que empiece y esperan ansiosos a que alguna de esas parejitas rompa en el ardor de su pasión para terminar tan solos y desesperados como ellos mismos. Entonces, a bombo y platillo, anuncian sus propias fiestas. Un "antisanvalentín" con clase y elegancia en el que imperan corazones partidos y borracheras donde ahogar las penas de los sinsabores amorosos. En estas particulares "citas", ellas se encargan de adornarlo todo, incluso sus historias, con velos teñidos de negro absoluto. Pulen sus historias sobre aquellos buenos tiempos, centrando sus energías en esgrimir contra aquellos que, siempre según su versión, tan desgraciadas las hicieron. Así, parece que amar "de negro" es una nueva moda bastante extendida entre cincuentonas venidas a menos y cuarentonas en las fronteras. Porque no olvidemos que amar no es cosa de dos si uno no quiere, y seamos realistas, ¿quién no amó alguna vez y fue despechado? Igualmente, sigo respetando ese día, pues, fuera de carantoñas absurdas y melosas, me gusta pensar que en alguna parte del mundo hay dos almas que se quieren.

No hay comentarios:

Publicar un comentario