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4 oct 2011

Ramificación del ser

¿Alguna vez habéis soñado en alargar un instante?

Los relojes retumban a tu alrededor marcando que cada vez queda menos, que cada suspiro te acerca al final y que no hay forma de poder parar este avance.

En el ser humano, al contrario de la tecnología, el progreso es sinónimo de decadencia, a todos nos gustaría ser para siempre jóvenes. Nos gustaría poder siempre llevar el ritmo que llevamos a los veinte años, siempre pensando en comernos el mundo y de qué modo hacerlo, sin preocuparte del futuro, porque pareces tener el control de lo que sucederá en todo lo que te queda de existencia.

A veces la reflexión nos lleva a la amargura. ¿A quién no le ha dolido la cabeza de tanto pensar en un asunto? Todos alguna vez nos hemos ido a dormir preguntándonos si mañana volveremos a despertar igual, si nuestro organismo va a seguir respondiendo igual que lo ha hecho hasta ahora y preguntándonos (en caso de que no despertáramos) si nos espera algo mejor en algún lugar.

Fueron muchos los años que estuve ligado al determinismo a causa de la educación que recibí en mi tierna infancia. Digamos que mis padres siempre me habían dicho que el futuro estaba escrito en algún lugar, como si de un guión de película se tratara. Solo debía preocuparte seguir ese guión y tener una cierta estabilidad en tu vida.

Mientras voy aprendiendo más de mi experiencia, he llegado a una reflexión que me ha servido todos estos días para poder seguir escribiendo. No pretendo ser una gran escritora y tampoco me lo considero.

El tipo de escritura que practico está al alcance de todos aquellos que deseen plasmar sus pensamientos en un trozo de papel sin tener grandes conocimientos previos sobre cómo se debe escribir un artículo o sobre cómo se debe llegar al corazón de una persona.

Pero lo que sí que debo admitirme a mí misma, si quiero ser totalmente franca, es que todo lo que escribo es puro. Son pensamientos que salen desde mi interior y que quedarán plasmados en todas estas revistas a lo largo del tiempo.

La reflexión a la que he llegado y que -hasta ahora- no había comentado es que para ser inmortal, no hace falta esperar nuestra última hora. Intenta tener una buena vida, saca tu pluma y escribe todo lo que piensas, tus reflexiones, tus penas, cuando alguien te hiere y cuando alguien te alegra.

La inmortalidad se consigue plasmando tus sentimientos en algún arte. Todos debemos plasmar nuestra forma de vivir y pensar. Todos somos filósofos, y no debemos conformarnos con vivir.

Debemos prestar atención a todo lo que nos rodea y escribir sobre ello. Solo así, una persona puede llegar a convertirse en un mito.

La vida es breve y bella. No dejes pasar la oportunidad de plasmar esa belleza en algún lugar. Se generoso con la oportunidad que se te ha otorgado.


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