Goodbay

Vistas de página en total

1 oct 2011

siempre hay esperanza para el amor

La primera vez que creí enamorarme era demasiado joven.

Pensé que aquello era de verdad, que me quería y le quería. Sin embargo, el tiempo puso todo en su lugar y, de repente, nos vimos sin gasolina en medio de una larga carretera.
Él huyó y yo esperé a que apareciera alguien para socorrerme. No he vuelto a saber de él, aunque ya no le guardo rencor.

El primer amor nunca se olvida, pero dudo tanto que él piense en mí ahora mismo...

La segunda vez que creí enamorarme sentí explosiones de felicidad en cada rincón de mi cuerpo. Le miraba embelesada, le reía todas las gracias...

Podía estar horas acariciando su pelo, pasarme días enteros escuchándole tocar la guitarra. Mi entorno me decía que estaba tonta, que no parecía yo. No me importaba lo que dijeran, sólo quería tenerle a mi lado siempre.

Pero un día me levanté y su pelo me pareció grasiento, su guitarra irritante.

Nos gritamos todo el rencor que llevábamos dentro y la distancia hizo el resto. Le sigo por la prensa, le observo en fotos, pero nunca me he atrevido a escribirle.

Dicen que el olvido es la distancia y en esas seguimos: separándonos y olvidándonos.

Soy joven, pero ya he sufrido decepciones. Me pregunto qué falló y siempre busco culpables en los otros. ¿Y si soy yo? ¿Y si no soy capaz de entregarme?

Entonces llamo a mis padres, que se quieren con locura desde hace años, y sentencian todas mis reflexiones diciendo: “Siempre hay esperanza para el amor”.

Les creo, siempre les he creído, pero ahora que todo se ha roto otra vez me pregunto si existe eso que llaman amor...

y, sobre todo, me pregunto si habrá un amor para mí ahí fuera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario