Vamos dejando olvidadas en el tiempo, y solo en el tiempo, aquellas aventuras americanas, citas casuales, amigos, los mejores, confesores, compañeros de banda.
El último año ha sido un abismo de confusiones, tormentas y huracanes.
No sería tan bonito si hubiese sido fácil... y no debe de ser nunca fácil.
Las salidas de emergencia me han enseñado a venerar las derrotas superadas, las victorias efímeras, y la que podría parecer última batalla.
Prefiero medirme en esos trofeos que en feliz rutina... porque me hace sentir orgulloso de mis cicatrices, de lo que poco a poco, cuatro a cuatro, vamos arrancando.
Cada día es mejor... y cada día lucho por mi mejor versión, pequeñas luchas, pequeños demonios.
Todo esto y algo más... Ahora que he entendido que no quiero aspirar a ser el mejor músico... que seré más feliz como una cowboy de mis excentricidades musicales, mi bajo, mis canciones y mi soledad, escénica... es cuando he entendido que lo más importante para mi, es aspirar a ser tu mejor complemento, tu otra mitad.
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