Y hasta te podría quemar... Esas manos suaves recorriéndote los recuerdos... Las cálidas yemas de los dedos rozándote los labios, que no se paran... Y se enredan en tu pelo encerrándote en tu contradicción.
Y echas a volar. Hasta un rincón de cuatro paredes... Te abrazas al aire y te odias por odiarle por envidiarle... Porque hasta cuando le aprietas con todas tus fuerzas es capaz de ser libre, escapar y hacer de molde a tu forma y movimiento.
Y en tu rincón, ahora que nada te sale, te salen por los poros sentimientos en clave de sol... Con tus huesos en el suelo y tu cabeza lamiendo la pared... La voz rota, languideciendo, se atreve a romper la silenciosa tormenta de sensaciones. Y toma de la mano a la vieja guitarra que se agita, en busca de un nuevo baile de vibraciones.
Hasta que sangren los dedos, hasta que se apague la voz...
para hacerle ver reciprocidad.
Respira mi aire,
estamos juntos en esto.
Deja que mi cadencia de batería,
sea tu latido cuando te canses."
Tu ritmo empieza a acelerar...
Aunque los acordes se mueran...
La frecuencia no cesa...
Ha nacido un haz de luz en un día gris...
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