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28 sept 2011

Deshonor en cualquier caso

Supongamos que te has preparado para un trabajo compatible con tu carrera que poco a poco se ha ido convirtiendo en algo que ocupa gran parte de tu tiempo. Dicho trabajo, a veces es remunerado, otras no, puede proporcionarte satisfacciones o acabar siendo un lastre.
Imaginemos que, en uno de tus ratos de esparcimiento, das por supuestas muchas cosas y lo desempeñas.
Pero lo que normalmente es indiferencia (o sensación de alivio en privado) y algunas veces agradecimiento (lo cual te reconforta) por la otra parte, se convierte, esta vez, en algo distinto.
Pongámonos en que la respuesta no ha sido lo que se dice educada, y por no seguir fomentando el mal rollo, tal vez se responde una estupidez para romper el hielo. Siguiendo con otra respuesta negativa que se lleva el viento, echas mano de una mala palabra y pones medios para que el olvido sea mutuo.
Sabiendo que has molestado, aunque lo habitual es que tus servicios sean -incluso- requeridos, sigues adelante.
Y aunque tratas de dejarlo pasar, por medios públicos empiezan a surgir palabras aún más gruesas que el breve intercambio de gruñidos anterior. Palabras altamente ofensivas, que salpican a los cercanos a ti...
Conociendo los medios que existen para impartir el orden, recurres a ellos. Todas las partes conocen las consecuencias y la espiral de odio sigue.
Entre la tormenta de oscuridad ves, a toro pasado, justificaciones que no asumiste porque no preguntaste. Y que tampoco se hicieron públicas en un primer momento, lo que podría haber cambiado el curso de los acontecimientos.
No existen radares para detectar quién es intocable. Lo habitual es que se anuncie al mundo, sobre todo en determinadas fechas y eventos, lo que debería respetarse si se hace saber.
Lo que para algunos es una breve molestia, para otros es una violación grave... pero no siempre hay manera de conocer hasta que punto es así.
Queda la sensación de hastío, incluso de culpa por acudir a las normas, de vergüenza por ir a cometer un delito no tipificado.
La mala prensa creada, sirve para que no se conozca una versión oficial y verdadera... y más aún si nadie pregunta.
Y aunque se les ocurriera, puede que vuelva a empezar algo parecido a menor escala.
En este tipo de situaciones todo el mundo sale perdiendo. No queda claro quién es victima y quién verdugo... odiosos términos en realidad


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