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24 sept 2011

Decepción

Duele, ¿verdad?

Saber que eres una auténtica decepción para alguien, saber que esperaban algo de ti que nunca pudiste dar.

Dejaste el corazón a medio camino. Las fuerzas ya te han abandonado y sólo queda el dolor que crece desde tu interior abriéndose camino a través de tu piel.

No sabes si mirar atrás, el camino es oscuro y tenebroso, los árboles se unen dando así la forma de un arco siniestro que no deja pasar la luz, es el daño que has causado.

Podrías mirar hacia delante, ¿serás capaz? Quizá tu mirada premonitoria te pueda advertir sobre las piedras con las que no tienes que tropezar, los corazones que no debes tocar y las manos que no has de coger, así crees que evitarás males mayores, aunque seguramente lo único que consigas es hacer un camino en solitario y deshumanizarte alejando de ti cada sentimiento.

Pero siempre te queda la opción de mirar el ahora, el ya. ¿Qué es lo que tienes? Seguro que alguien confía en ti, alguien cree en ti.

Sientes la necesidad de proyectar tu tristeza para sentirte liberado. Aferrarte a algún hombro y dejar fluir las lágrimas de tus ojos, sentir el abrazo amigo de quién pueda ayudarte.

Créate un mundo a tu medida, vive en él, con él, deja que el calor te llene, debes reponer la fuerza perdida y seguir caminando, pero no sólo, no bajo el arco de árboles, si no en un camino iluminado y de la mano de quién te quiera tal y como eres.


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